Se eligieron escenarios que conservaran una constante: la naturaleza, sin embargo, ésta debía estar acompañada por otros factores que permitieran la construcción de un ambiente adecuado para el juego. Las zonas boscosos ofrecían muchos elementos visuales como árboles, flores y animales que al final se pudieron abstraer para obtener lugares, objetos y formas divertidas que no necesariamente existen en la vida real. Las siluetas de los árboles, la arquitectura de las cabañas o chozas y la anatomía de algunos de los personajes son prueba de ello.
Los 3 escenarios representan diferentes momentos del día durante el juego. El primero es durante la mañana: los colores debían ser más brillantes y las sombras más remarcadas debido a la manera en la que la luz llega directamente de forma frontal. El segundo debía ser un paisaje nocturno debido a la trama de la historia: los elementos que conformaban la composición solo podían recibir luz de la luna y las sombras se volvieron tenues en algunos lugares. El tercero se desarrollaría durante la tarde, unos momentos antes de oscurecer, por ello, se añadieron elementos que brindaran un poco de luz artificial alrededor.
La paleta de color aplicada en cada escenario buscó seguir una línea hacia los colores fríos, tonos de azul y verde representativos del ambiente elegido. Se usaron pinceles con diferentes texturas, lo cual permitió darles un estilo a las ilustraciones y a cada uno de los elementos en la composición.